BEJoTA te lo pego aquí por si no lo lees en la Voz

robertg | 10.10.2012

BEJoTA: Te voy a contar una anécdota que me ocurrió hace dos días.
Estaba yo de regreso de unas pequeñas mini-vacaciones en una conocida islita del país vecino a mi pais de residencia (no vivo en España desde hace siete años), a miles de kilómetros de la península ibérica.
Y en el ferry que nos trasportaba coincidí con una española y un gringo.
Estaban a mi lado charlando parecía animadamente y decidí no presentarme para mantener mi anonimato y así no inmiscuirme en la conversación.
En estas cosas suelo ser muy discreto.
El viaje duró algo más de una hora. Y para matar el aburrimiento aproveché para hacer una pequeña estadística mientras escuchaba la conversación que discurría a la par mía.Y de la que desgraciadamente no me podía sustraer.
La española, una joven que deduje que era de Valladolid, de unos 30 años, pronunció la palabra España durante 79 veces en el transcurso de esta hora. La conversación con el gringo , que tenía un conocimiento aceptable de español, consistió en explicarle la evolución fonética del español en los últimos años: la perdida del sonido LL por Y, la pérdida del sonido V (ensordecimiento) por B. Con toda clase de ejemplos. Después empezó a hablar de masters y post-grados. De la escuela pública, la concertada y la privada. Habló del oPUS unas cuantas veces. De la Universidad de Navarra. De un máster de intervención que lo impartía directamente el ESTADo. Ella era o iba a ser funcionaria. Y se preparaba para ganar una plaza. Explicó claramente que las plazas se ganaban por oposición. Que el que sacaba más puntos se quedaba con la plaza.
Hablaba sin parar como un torbellino.
El gringo , que era más jóven que ella, escuchaba pacientemente cada vez con más cara de aburrimiento. Yo los observaba de reojo.
Después la españolita se propuso enseñarle a jugar a algún juego de cartas español. Sacó su baraja española y empezó a explicarle las jugadas y como se valoraban. También como un torbellino atolondrado.Tal carta vale tanto la puedes combinar así o asá. Tras cinco minutos de desconexión oigo que la españolita le llama cabrón al gringo. Quedé perplejo y paré la oreja de nuevo. Después concluí que en esa especie de juego simulado el muchacho habría sacado alguna buena jugada y ella reaccionando como debe hacerlo con sus amigos cuando juega en real. El gringo no comprendía nada.
En el intermedio llamé a la salonera y le pedí que me regalara un café. Se lo dije a proposito con un acento marcadamente latinoamericano bien diferente al de la españolita, entonces el gringo preguntó si había muchas diferencias con el español peninsular. Ella le aseguró que no , que solamente había encontrado una palabra distinta: chancho.
En fin, todo digno de estudio.
Luego trató de convencer al gringuito para que se fuera con ella al apartamento que , según dijo, había rentado (se las daba de rica) en una determinada ciudad del país en cuestión para que así pudieran seguir juntos el resto del viaje y asistir a determinadas fiestas locales que se iban a producir en el transcurso de los siguientes días.
Por lo visto se acababan de conocer en la isla.
Cuando llegamos a puerto me olvidé de ambos dos, recogí mi carro y salí. Mi sorpresa fue mayúscula a la salida, cuando me encuentro a ambos discutiendo. El gringo queria proseguir su camino y ella insistía en que siguieran juntos. Finalmente el muchacho veo que agarra un taxi. La españolita se quedó sola y sin compañía esperando en la parada del bus.
Y yo proseguí mi camino tras salir de la zona de desembarque dispuesto a continuar con mi actividad laboral tras unos días de asueto en casa de una amiga querida.
Luego me acordé de eso de seguir juntos a la fuerza y de la decisión de irnos cuando hemos dejado de soportarnos.
En fin, que cada cual saque sus conclusiones.

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